Lecturas

Poesía

Monica Ferrando

Existe sólo un punto que nos puede acoger

pero no lo conocemos,

quizá lo hemos visto cuando éramos niños en el mar

un día de sol. Quizá la mano

que tienes abierta mientras me sonríes

la lengua que modula el extraño

ritmo de sonidos, llantos, gritos

son el espacio posible. No en vano

he borrado confines y barreras

me he sumergido en la indiferencia

de aquella arcadia dispersa y alegre

que hunde en el ser el estar

meditando en la fuente de la mente

donde sólo los amantes hallan la paz.

En el pozo de Sicar

“Dame de beber” le dijo aquel día

porque permaneció sola en el pozo

y estaba a punto de volver

a casa. Pero aquella palabra

“dame” escandida a mediodía

tan doméstica obvia perentoria

le provocó un imprevisto vacío a su alrededor

que dejó al desnudo y tomó la memoria

de su pasado junto con el futuro

en la unidad de un tiempo inmemorial

detenido en el punto de la oscilación

entre un único gesto y una mirada pura:

¿por qué continúas haciéndote mal

y no calmas tu sed en la pasión?

Traducción de Ernesto Kavi