Dossier: 18-oct.- Latinoamérica

Semillas de resistencia

Sara Tufano

El pasado 18 de octubre, el pueblo salió a las calles del sur de Bogotá para recibir a la Minga del suroccidente colombiano.1 La Minga social y comunitaria por la defensa de la vida, el territorio, la democracia y la paz comenzó el 10 de octubre en el municipio de Caldono, Norte del Cauca. Ante la negativa del presidente Iván Duque de reunirse con ellos en sus territorios, alrededor de diez mil mingueros y mingueras provenientes de pueblos indígenas, poblaciones afro, comunidades campesinas, movimientos estudiantiles y organizaciones sindicales, decidieron viajar a Bogotá para sostener un debate político con el presidente.

Las imágenes en las redes sociales de esta emocionante acogida contrastaron con aquellas difundidas en los grandes medios. Casi simultáneamente a la llegada de la Minga a Bogotá, la Policía Antinarcóticos destruyó sesenta y tres laboratorios para procesamiento de cocaína en el Cauca y en el Caquetá, lo cual inundó las redes sociales de mensajes y videos que mostraban un supuesto vínculo entre la Minga y los laboratorios.2 Como si esto fuera poco, Diego Molano, funcionario del Gobierno, sostuvo que la Minga estaba infiltrada por las disidencias de la antigua guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y por la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).3

Además de este trabajo de estigmatización, el día en que la Minga emprendió su regreso, la gran prensa y algunos funcionarios de la Alcaldía de Bogotá no dejaron de elogiar a los indígenas por haber devuelto de manera «impecable» el Palacio de los Deportes —lugar donde pernoctó la Minga durante su estadía en la capital—, como si se hubiera tratado de un paseo familiar o de un encuentro folclórico.4

Estas imágenes reforzaron los clásicos estereotipos vinculados a los pueblos indígenas, en particular el de ser «auxiliadores de la guerrilla». Así, la opinión pública nunca acabó de entender por qué los mingueros y las mingueras decidieron salir de sus territorios y recorrer más de quinientos kilómetros para llegar a dormir en el piso de una ciudad fría: ni sus reivindicaciones fueron divulgadas, ni el presidente se reunió con ellos.5

No es la primera vez que un gobierno colombiano le incumple a la Minga. Las demandas de los pueblos indígenas son demandas históricas, pero en el actual gobierno estos pueblos, junto a las comunidades afro y campesinas, han sido muy afectados. El incumplimiento del Acuerdo de Paz por parte del gobierno Duque permitió el recrudecimiento del conflicto en varias regiones del país. Las cifras son alarmantes. Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) desde la firma del Acuerdo de Paz, en 2016, hasta la fecha, han sido asesinados 287 líderes indígenas, 212 desde la toma de posesión del Presidente Duque en 2018. Sólo en 2020 han sido asesinados noventa y dos líderes indígenas, cincuenta de ellos en el departamento del Cauca. Este año ha sido particularmente violento: setenta y cinco masacres, doce de ellas en elCauca; 254 líderes sociales y cincuenta y seis excombatientes de la antigua guerrilla de las FARC asesinados.6

¿Por qué el Cauca ha sido uno de los departamentos más afectados? Porque allí se entrecruzan las luchas por la tierra con la acción colectiva de los pueblos indígenas. El Norte del Cauca concentra el 67.5% de la población indígena de todo el departamento del Cauca. Esto permitió el surgimiento de procesos autónomos de resistencia como la creación, en 1971, del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC), cuyo objetivo era recuperar las tierras comunales y eliminar la servidumbre.7 Con la llegada de las guerrillas a esos territorios surgieron las tensiones entre éstas y el movimiento indígena. Como respuesta a la presencia guerrillera se creó, en enero de 1985, el Movimiento Armado Quintín Lame (MAQL). Esta guerrilla tuvo una vida fugaz y entregó las armas en 1991, en parte por haber entrado en las dinámicas propias del conflicto armado y haber dejado a un lado sus propósitos iniciales de defensa de sus comunidades.

Los pueblos indígenas decidieron priorizar la resistencia civil sobre la resistencia armada. Por eso no sólo es falso, sino infame decir que la Minga estaba infiltrada por las disidencias. La relación entre el movimiento indígena y las guerrillas ha sido muy conflictiva, prueba de ello fue la creación, en el 2000, de la Guardia Indígena. Al crear su propia guardia civil, los pueblos indígenas han creado un semillero de resistencia y han impedido que sus hijos e hijas sean reclutados por los grupos armados.

La subregión del Norte del Cauca es un corredor estratégico para estos grupos, así, la Guardia se ha convertido en objetivo militar por su control comunitario del territorio. De ahí que la implementación del Acuerdo de Paz, en particular los programas de sustitución de cultivos de uso ilícito, haya desencadenado tanta violencia contra los pueblos indígenas y las comunidades afro y campesinas que habitan esos territorios. Que la Minga haya viajado hasta Bogotá es una manera no sólo de salir del olvido al que han sido sometidas las comunidades indígenas, sino de mostrarle a la población urbana, en particular a las clases medias, que la Minga también lucha por ellas. Que la paz nos beneficia a todos, así ellos estén siendo más afectados que otros. Los grupos armados y las fuerzas del Estado se ensañan contra este proceso autónomo de resistencia porque quieren acabar con uno de los movimientos agrarios y de resistencia popular más importantes de Colombia.

La Minga ha efectuado una de las críticas más certeras tanto al histórico abandono de los pueblos indígenas como a la inexistente política de paz del actual Gobierno. A pesar de la desinformación y de la estigmatización, la Minga dejó un mensaje poderoso y marcó un derrotero. El mismo derrotero que están recorriendo otros pueblos latinoamericanos, como lo demuestran algunas experiencias políticas recientes.

El mismo día de la llegada de la Minga a Bogotá, nos en teramos del contundente triunfo del Movimiento al Socialismo (mas) en Bolivia. Ese día también se cumplió un año del estallido social en Chile que desembocó en el histórico plebiscito del 25 de octubre. Como dijo Álvaro García Linera en una entrevista sobre el triunfo del pueblo boliviano,8 hay apuestas políticas que van con el sentido de la historia, y la Minga es una de ellas. Esta se ha configurado en un horizonte de sentido y referente organizativo. Así lo previó Hermes Pete, Consejero Mayor del cric, en la Plaza de Bolívar de Bogotá: «Si el presidente no asiste a la convocatoria, la marcha dejará sentada la posición política del pueblo colombiano y dejará sembrada la semilla para una gran movilización esta vez no sólo del suroccidente colombiano sino de todos los habitantes del país».9 ¿Será el pueblo colombiano capaz de articularse alrededor de un programa mínimo como el de la Minga —defensa de la vida, el territorio, la democracia y la paz— y cambiar, por fin, el curso de su historia?

  1. Minga es una palabra de origen quechua que denota una forma de trabajo comunitario característica de los países andinos.
  2. Saavedra, A. M. (22 de octubre de 2020). Destrucción de 63 laboratorios para procesar base de coca no tiene relación con la Minga. Colombiacheck. Recuperado a partir de https://colombiacheck.com/chequeos/destruccion-de-63-laboratorios-para-procesar-base-de-coca-no-tiene-relacion-con-la-minga
  3. Amat, Y. (18 de octubre de 2020). «El enemigo de las comunidades indígenas es el narcotráfico». El Tiempo. Recuperado a partir de https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/entrevista-de-yamid-amat-a-diego-molano-sobre-la-minga-indigena-y-paro-del-21-de-octubre-543870
  4. El Tiempo (22 de octubre de 2020). Siete cosas ejemplares que dejó el paso de la Minga indígena. Recuperado a partir de https://www.eltiempo.com/politica/cosas-ejemplares-que-dejo-la-minga-indigena-2020-544659
  5. Este incumplimiento resultó en la sentencia N. 001 del 19 octubre de 2020 de la Jurisdicción Especial Indígena.
  6. Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (s. f.). Paz para liderar. Recuperado a partir de http://www.indepaz.org.co/pazparaliderar/
  7. Gros, C. (1992). Los campesinos de las cordilleras frente a los movimientos guerrilleros y a la droga: ¿actores o víctimas? Análisis Político, (16), 5-22. Recuperado a partir de https://revistas.unal.edu.co/index.php/anpol/article/view/74996
  8. Santucho, M. (22 de octubre de 2020). Bolivia no tiene escrito su destino. Revista Crisis. Recuperado a partir de https://revistacrisis.com.ar/notas/bolivia-no-tiene-escrito-su-destino
  9. Consejo Regional Indígena del Cauca. (18 de octubre de 2020). Apoteósico recibimiento a la Minga en la capital del país. Recuperado a partir de https://www.cric-colombia.org/portal/apoteosico-recibimiento-a-la-minga-en-la-capital-del-pais/