Recomendación de los editores

Archipiélago Insomnio

Genaro Ruiz de Chávez O

La lección es: las islas sólo pueden engendrar islas».

Marina Benjamin

Escribir una reseña sobre Insomnio, libro de la autora inglesa Marina Benjamin (Londres, 1964), es escribir forzosamente sobre un cúmulo de temas que parecerían no tener una correlación: ¿Cuál es el punto en común entre los trabajos civilizatorios de Robinson Crusoe y las ondas cerebrales de la fase rem del sueño? ¿Cuáles son las afinidades entre una serie de pinturas de René Magritte con el poeta serbo-americano Charles Simic y los textos sobre onirismo que escribió Artemidoro de Daldis en el siglo II d.C.?

Desde un desvelo prolongado durante décadas, Marina Benjamin traza las líneas y une los puntos. Le da cuerpo al microcosmos de referencias que conforman Insomnio. Pero asegurar que esta obra es una aproximación personal o técnica al padecimiento del insomnio sería quedarnos muy cortos.

Me pregunto si realmente Insomnio es un ensayo. Formalmente, cada párrafo que compone el texto se presenta como un pequeño mundo, o bien, como una isla. La idea de las islas y «lo aislado» es recurrente, así como la metáfora inicial a partir de la cual se construye un archipiélago que procura reproducir la percepción del insomne. Por medio de una prosa sintética y contundente, de corte aforístico, nos asomamos dentro del cerebro de la autora, quien describe su propio estado con las siguientes palabras:

Más allá de la temperatura del cuerpo, cuando estoy insomne lo que se me prende fuego es la mente. ¿Cómo se ve una mente prendida en fuego? Como un piloto de Fórmula Uno rompiendo la pista. Como un resplandeciente banco de peces inquietos que nadan como dardos, con movimientos veloces y erráticos. Como una aspiradora alimentándose del tomacorriente y dando vueltas sola por el dormitorio. Con frecuencia mi insomnio se siente así: turboalimentado.

Acompañada a medias por su esposo Zzz, quien no tiene ningún tipo de problema para dormir, la mente de la autora busca respuestas al problema del insomnio; se arremolina sobre sí misma, reflexiona sobre su singularidad y cae en cuenta de su situación: «Problema #1. El insomnio hace de ti una isla. En el fondo es una condición de profunda soledad. Y ni siquiera una soledad digna, porque en el insomnio tus propios pensamientos te canibalizan».

A partir de ahí, todo se vuelve una cuestión de balances, una economía de la tensión entre la presencia y la ausencia: presencia del insomnio, ausencia del sueño, ausencia del durmiente, presencia de las ansiedades, ausencia de conciencia, presencia de una experiencia estética y una anestética que conduce a la conclusión de que, hay que aceptarlo, cuando dormimos somos criaturas feas.

Según Benjamin, el problema no es la falta de sueño en sí, ni el agotamiento físico y mental que siempre están presentes. El problema es la incapacidad de refrenar la conciencia durante la noche: «El insomnio, por lo tanto, no es sólo un estado de falta de sueño, un asunto de negaciones. Implica la búsqueda activa del sueño. Es un estado de anhelo».

No todo en este libro es mal dormir, islas y mentes en llamas. Quien se dé a su lectura encontrará muchas otras cosas gozosas, como camas matrimoniales, puñados de pastillas para dormir, el rey sumerio Gilgamesh —el insomne más antiguo de la literatura—, algún poema de Elizabeth Bishop, los desvelos de Penélope y la vagancia de Odiseo, los tratamientos de descanso a las mujeres diagnosticadas como neurasténicas (sic) en el siglo XIX… todo ello hilado en fino por Benjamin, quien logra dejar atrás su condición insular para alcanzar lo panorámico.

Me acerqué al libro con dudas, suponiendo que me iba a encontrar con un tema que me resulta ajeno. Al igual que Zzz, nunca he tenido mayor problema para conciliar el sueño. Esperaba encontrarme algún corolario sobre desordenes del sueño, o quizás un recetario de métodos para combatir el insomnio. Todo eso está en el libro, pero por las inflamadas elucubraciones de la autora, los temas se desdoblan o adquieren profundidad. Como dije líneas arriba, cada párrafo deja atrás su condición de isla para conformar un archipiélago textual; un cúmulo bien provisto de agudeza y de un humor irritable, humor de insomne, como lo amerita la ocasión.

La traducción de Florencia Parodi proporciona una experiencia de lectura muy fluida, que logra reflejar una voz propia y capaz de iluminar las noches sin sueño. Muy recomendado.

Insomnio

Marina Benjamin

Chai Editora

2020 · 136 páginas

978-98-74728-32-6