Imperfectos
Ven, pongamos la mesa, preparemos sopa y vino.
Volvámonos la hora que aún no somos.
Volvámonos la hora que no habremos de contar.
Pleguemos las caras, bebamos cercanía,
perforemos anillos de humo con el índice.
Comamos la indecisión a cucharadas y ensuciemos el mantel.
Amontonemos, boca con boca, cadera con cadera,
cáscaras de historias para la mañana.
Seamos vulnerables.
Seamos imprudentes.
Seamos terribles.
Repitamos juntos la exigencia
para que no se nos escape de nuestras manos:
ven, pongamos la mesa antes de que todo se haya escrito.
Seamos, al menos una vez más, imperfectos.
En la despensa