Aprendimos a caminar como cazadores, siempre de frente y a fondo sin convertirnos en uno. Aprendimos a leer el pasado, a enviarle un grano de metal, paz, oración, sal no para detener a los animales salvajes, sino para mostrarles el camino hacia el corazón derrumbado de la ciudad.
El capitalismo que se está consolidando a escala planetaria no es el capitalismo cuya forma había sido adoptada en Occidente: más bien es el capitalismo en su variante comunista, que une un desarrollo extremadamente rápido de la producción con un régimen político autoritario.
En el campo progresista y democrático se ha despertado una curiosidad morbosa sobre la atracción que las nuevas fuerzas reaccionarias despertarían entre «las clases populares»: adivinar qué habría hecho mejor la extrema derecha que las fuerzas emancipadoras para ganarse el favor de «los trabajadores».
Primero es necesario traer al mundo un niño común y corriente, ni muy sano, ni muy enfermo, ni muy lindo ni muy feo. Un niño, desde todo punto de vista, promedio. La familia debe ser grande, una de esas donde la plata siempre alcanza justo, se come lo que hay, la ropa se hereda del hermano mayor, se comparte una sola bicicleta.