«Como artista solo podrás desarrollar tu expresión artística
más pura cuando las expectativas y las influencias del
mundo exterior no son tomadas en cuenta para nada».
Algo así decía N. Senada, posiblemente Captain Beefheart, uno de los personajes alrededor de The Residents, banda que desde más o menos el 69, aunque oficialmente después, revolucionó el mundo de la música, pasando desapercibida. El uso de seudónimos da cuenta de lo que postulan los residentes: el anonimato te permite dejarte ir, hacer lo que quieras y a ellos los tiene, cincuenta años después, innovando constantemente.
Durante muchos años nadie sabía quiénes eran, se especulaba si eran los Beatles o hasta los locazos de Cromagnon, y más adelante se jugó con la idea de que eran los de la llamada Cryptic Corporation, que daban la cara por ellos, vendían sus productos, y se encargaban de sus relaciones públicas, además de hacerse cargo de la disquera Ralph Records.
Surgen como colectivo en Luisiana, se conocen en la escuela y deciden tomar camino hacia San Francisco, donde la movida musical era mucho más abierta en el 69, con todo lo que estaba sucediendo con el movimiento jipi y la contracultura.
Ahí, en medio de sus primeras experimentaciones, se les une N. Senada, del que hasta se inventan una biografía. Existen tomas donde se le ve tocando el saxofón con los Residents y desde esas imágenes es muy claro que estaban en otro pedo, medio jazz, medio rock, medio cacofonía. Todavía sin nombre como grupo, mandaron un demo sin remitente a la disquera del Captain Beefheart; en el sobre de la respuesta, al haber llegado como anónimo, se puso: Para los residentes: de ahí el nombre de la banda.
El primer club de fans del grupo, llamado w.e.i.r.d. (We Endorse Inmediate Residents Deification), contaba en sus filas con Matt Groening, a quien le encargan la tarea de escribir un ensayo sobre ellos, ya que destacaba por su manera de escribir. En la transcripción del documento, el genio detrás de Los Simpsons comienza explicando que la única verdad la tienen ellos y cuando decidan abrirla al público, se sabrá. Revela también que «su cereal favorito se mantendrá como un misterio». The True Story About the Residents, documento con un subtítulo larguísimo, Official w.e.i.r.d. Book of the Residents, conformaría el núcleo del primer libro oficial de Matt Groening.
Para entrarles, ellos mismos recomiendan dos cosas: la primera es ver el documental que le da nombre a este texto, donde se puede apreciar a todas las personalidades que los han conocido, les han intrigado, los han influenciado, han participado y pues, bajita la mano, a ellos mismos, aunque el chiste es jugar a que no; la segunda es entrarle a su música, disponible en su página, donde tienen una sección maravillosa que, si vas seleccionando grupos que te gustan, te dice qué discos escuchar. Su discografía es tan extensa que la wiki tiene una página particular. Solamente de estudio tienen treinta y nueve discos. Y todo esto se hace basándose en lo que otros fans opinan, ya que siempre han tenido una relación intensa con sus seguidores, tanto así que desde el 2017 dentro de su página puedes hacer un remix de una de sus canciones y subirla a la sección «I’m a Resident!».
Desde que los conocí, me entregué, y creo que a cualquiera le pasaría lo mismo.
Inventaron los videos musicales, usaron tecnología multimedia para mostrar su arte, hicieron juegos de video y mil cosas más. Recuerdo una toma que me prendió cabrón en la que muestran una pieza en el moma de Nueva York, conformada por un refri en el que está todo lo que han hecho. En una oportunidad de viajar a la isla de Manhattan hace unos años, pregunté a medio personal del museo para ver si podía tener acceso y obviamente me tiraron de loco, hasta me llevaron con el trabajador más antiguo a ver si él sabía algo. No me entendió ni madres.
Mientras escribo esto, me da gusto no saber quiénes son o qué son. La red está llena de teorías y banda que los buscaba intensamente. Yo prefiero pensar que es un colectivo donde no hay miembros fijos por cada instrumento y que, probablemente, la teoría de la oscuridad nos tendría vivos a Kurt y a Lennon, tocando juntos. Esperemos que si algún día regresan los toquines, se me haga verlos en vivo y toparme con alguno de ustedes por ahí.