Porno para cuarentones amargados: el regreso de Arab Strap
En la última consulta que tuve, la terapia terminó de la siguiente manera:
No lo niego. Probablemente sea un degenerado. Un miserable tóxico que le da mucha importancia a las erecciones y a cómo sacarle provecho cuando suceden. Soy muy pinche básico para entrarle al post porno donde las venas por las que corre sangre son una colonización más. Pero me encantan. Mis erecciones. Ni pedo. Ya estoy muy viejo como para deconstruirme.
Por eso me sentí consolado al leer las declaraciones de Aidan Moffat al Irish Times: «Todo se trata sobre coger y morir», como describiendo el ambiente que prevalece en As Days Get Dark, el reciente trabajo del duo Arab Strap lanzado hace un par de semanas después de dieciséis años alejados de los estudios. Moffat es la otra mitad de Arab Strap. El de la voz grave, arrastrada por alcohol y resignaciones. El que canta cuando le da gana. Si no, recita.
Quizás por eso siempre me he sentido atraído a su discografía. Atraído como uno de esos brazos que te jalan al cuarto oscuro gay después de haber intercambiado miradas deformadas por la iluminación roja atravesada por penumbras. Aunque no tengas el rostro bien definido en tu retina. Probablemente ni sea el tipo de bato que te excita. Pero el deseo y la urgencia son más pesadas. Te jalan como un bloque de cemento atado a los talones. A eso suena Arab Strap desde su debut, The Week Never Starts Round Here, de 1996. A deseo masculino, brumoso y oscuro, acompañado de emociones desorientadas tras la eyaculación sobre melodías minimalistas y ralentizadas. Después de todo, Arab Strap es un sinónimo del porno europeo para el cockring, los anillos del pene que ayudan a sostener las erecciones por más tiempo. Una de las bandas que lleva el pop independiente a su purismo marginal.
Los beats monótonamente desvanecidos de la mayoría de las canciones de Arab Strap, programadas en buena parte por la otra parte del grupo, Malcom Middleton, me recuerdan la caída de la respiración una vez que el orgasmo pone a los cuerpos en su respectiva soledad. Después, los puntos álgidos en las canciones de Arab Strap, los arreglos musicales o las guitarras acústicas solo sirven para denotar desmadres en pubs y angustia por respirar fuera del agua de una tina de baño escocesa.
As Days Get Dark, de este 2021, no es para nada un álbum innovador en el pervertido y poético discurso de Arab Strap. Lo magistral radica en las obsesiones, que siguen siendo las mismas. Solo que ahora afirmadas desde la resignación de unos cuarentones. En todas sus letras hay una constante descripción de la vida a los cuarenta años. Matrimonios insatisfechos, pornografía de tocador e infidelidades de clase media. Lo mejor es cuando evocan la juventud con amarga y oscura conciencia mientras echan la nostalgia al escusado. Pocos discos suelen menospreciar la juventud con la coherencia cínica de As Days Get Dark. No obstante es que Arab Strap siempre han sonado a pop perfectamente desvencijado. Ahí su belleza a lo largo de todos estos veinticinco años de música auténticamente independiente.