Lecturas

Cuaderno de campo

María Sánchez

I

Algo así tiene que ser el hogar:

Oír fandangos mientras las ovejas van
tras sus corderos

Rebuscar con los dedos las raíces

Ofrecer a los tubérculos los tobillos

Convertir la voz en ternura
y en presa
Prometerme una y otra vez
que nunca escribiré en vano
un libro con las mismas
manchas

II

su voz llena de ternura
su voz
cuna nido madriguera

una forma de aferrarse

no os engañéis,

la anatomía del canto

la ejerce más el macho

que la hembra.

III

Estaba muerto
estaba muerto pero insistía en que le abrazara
quería saber de la larva, del depredador y de la
venda
de la madriguera, del furtivo, de la umbría

un registro de pisadas, vocales y ramitas

¿Acaso le dejaron sus animales en el momento
de la muerte?

IV

Sangre no es la palabra:

quizás un temblor

En los bordes de la herida,

¿quién alimenta a quién?

Carta al padre

No manches la piel al desangrar el cordero si del error nace la belleza al pasar la aguja en el silencio se hace el grito hombres de sangre y tierra nunca lloran mejilla quemada de hacerle sombra la voz de la casa torciendo al limonero llamando a todas las liebres Casilda Padre que me quede como estoy no aguantaré como los puntos que se hacen en un estómago tampoco soy la enredadera que siempre pasa el invierno dime qué anoto ahora en este cuaderno si todos los pájaros no cantaron o se escondieron de lejos siempre un caballo tumbado se está muriendo yo no quiero que mi amor se muera yo quiero la levedad de los insectos el albero levantándose sigiloso la infancia que tuve un cuchillo en la garganta