El último Ramone
La historia del punk siempre acusó a Malcolm McLaren de usurpar el estilo de Richard Hell para diseñar la imagen de los Sex Pistols. A los ojos del punk norteamericano el movimiento inglés era por completo prefabricado. El recelo alrededor de Johnny Rotten, Sid Vicious, Steve Jones y compañía, fue experimentado sobre todo por los Ramones. Quienes consideraban que aquellos y The Clash se volvían ricos emulándolos mientras ellos apenas sobrevivían con su música. No importa que Q Magazine hubiera calificado a Never Mind the Bollocks como el álbum más influyente de la década de los setenta. Para ellos eran basura. Marky Ramone (Marc Bell) fue un testigo privilegiado de la era. Desde que la Velvet Underground plantara la semilla de lo que sería el género, Marky eslabonaría la época al formar parte de los dos conjuntos más significativos de la historia norteamericana: The Voidoids y los Ramones.
Marky Ramone lo escupe todo en Punk Rock Blitzkrieg. My Life as a Ramone (Cúpula, 2015). La biografía que lo ha embarcado en una gira mundial con su banda. Una de las diferencias palpables entre el punk gringo y el inglés es que uno es considerado una generación y otro un movimiento. La filosofía del primero contaba con un par de ideólogos a la altura de Žižek: Dee Dee Ramone y Richard Hell. El punk inglés pugnaba por el God Save the Queen, mientras que el gabacho hablaba de la alienación ontológica. «Blank Generation» se convirtió en su himno. Pero a Richard Hell no le interesó abanderar a su especie e hizo agonizar a su banda, The Voidoids, hasta que murió. Sacaron un solo disco, lo mismo sucedería después con los Sex Pistols, antes de que se destruyeran. Hell era un auténtico alienado. Su prioridad era la heroína. Marky cuenta que se despeñaba en la bañera sin agua de su departamento por semanas a inyectarse. Cuando Marky se vio en un apuro económico, no podía pagar la renta, fue a pedirle ayuda a Hell, quien lo ignoró. Entonces renunció a la banda. Tiempo después sería contratado por los Ramones.
La biografía comienza con una anécdota totalmente Ramone. Dee Dee y él se dirigen en coche desde St. Pete a Miami Beach para ofrecer un concierto. Marky estaba sobrio. Cuatro años antes no había llegado a Columbus debido a sus problemas de alcoholismo y los Ramones cancelaron el concierto. Y lo habían expulsado de la banda. La historia estuvo a punto de repetirse. Dee Dee había conseguido incendiar el coche y lo abandonaron en la carretera. Un raite en la parte trasera de una camioneta les permitió llegar a tiempo. La saga del último Ramone ostenta varias de las mejores memorias del mundo de la música. Uno de los miembros de la que para muchos es la más grande banda de todos los tiempos. Y de uno de los bateristas más reconocido de la historia.
De todos los Ramones, solo faltaba la versión de Marky. Que llegó el año pasado, tres después de la muerte de Johnny. En Commando, la biografía del guitarrista, cuenta su historia parcialmente. Aunque el libro es un documento invaluable, no retrata a fondo su personalidad.
Que sí podemos observar en las palabras de Marky. Quizá Punk Rock Blitzkrieg llevaba tiempo escrita. Y no fue hasta la muerte de Johnny que Marky se atrevió a publicarla. En parte porque de todos los Ramones, con el único que mantuvo una relación fue con el baterista. A pesar de que lo corrió de la banda. Aunque después lo volviera a contratar. Cuando Joey estaba enfermo de cáncer, Marky trató de convencer a Johnny de que lo fuera a visitar al hospital. Nunca lo consiguió. Pero Johnny sí permitió que Marky tuviera contacto con él hasta el final. También murió de cáncer. Solo Dee Dee moriría como una auténtica estrella de rock. De una sobredosis.
Los Ramones nunca pagaban hotel, cuenta Marky. Era solo una de las tantas manías de Johnny para hacerle ahorrar dinero a la banda. Eso y los lugares que debía ocupar cada uno en la camioneta de gira. Y las reglas que imponía Johnny siempre. Y el maltrato que le endilgaba a Joey. Y los desvaríos de Dee Dee. Y el trastorno obsesivo compulsivo de Joey (en una ocasión obligó a Monte, el chofer de la banda, a regresar al aeropuerto de NY solo para que tocara el piso con el pie). Todo ello es relatado por Marky con el cariño que significó ser miembro de la banda punk por excelencia. Donde narra sus andanzas por Alemania junto a Dee Dee en busca de reliquias nazis. Y en donde en un bar Dee Dee, que había crecido en Alemania, se pelea a palabras en alemán perfecto con unos habituales del lugar.
Una historia dura, la de los Ramones. La banda no soportó más y se separó en 1993. Si hubieran aguantado un poco quizá habrían recogido todo lo cosechado durante décadas. Su gira de despedida, que incluyó Brasil y Argentina, los situó en Latinoamérica como un evento equiparable a la beatlemanía. Los adolescentes se tiraban a las ruedas de la camioneta que los transportaba al concierto. Los Ramones ingresaron al Salón de la Fama. Después, Dee Dee se pasonearía de heroína. Tommy sería víctima también del cáncer. Marky, el quinto Ramone, le ha puesto punto final a la historia. •