(Jean Tatlock, una mujer joven de pelo castaño, atraviesa a nado la alberca de vidrio transparente que ha sido colocada sobre el escenario. Se detiene a la mitad, sus pies apenas tocan fondo. Camina hacia el frente. Se distingue su cuerpo bajo el agua, discontinuo. Nos mira y recarga antebrazos sobre la orilla del vidrio. Su cabeza permanece fuera del agua, su pelo negro, intacto, labios rojos).
Quise vivir, quiero decir: quería: nadé desnuda en un lago, tuve 16 años, me morí de miedo frente al escenario, salí a comprar azúcar, pasé frío en mi departamento, me pinté las uñas, aprendí de memoria el nombre de mis huesos, fui sola al cine en la mañana. Quise vivir, quería: me sangraron las rodillas, me sangraron las costras, aprendí a sangrar, coleccioné cucharas, comí demasiados pistaches, observé la calva brillante de mi tío e intenté distinguir en ella mi reflejo.
(Dentro del agua de la alberca un líquido aparece, rojo oscuro, denso como una cabellera, se trenza, se distiende, se propaga. Jean permanece inmóvil. El agua es un tinto tartárico, tempranillo. Dentro del color espeso, el cuerpo de Jean se borra. Sólo queda la cabeza inmóvil, cercenada, los labios del mismo tono que el agua, las palabras flotando sobre el rojo).
La noche también tiene huesos largos. Es la luna, llena de cicatrices. Su luz aún suena hueca contra las paredes. Una vez te escribí una carta. Te esperé en el borde de la última hora y metí mis pies al río. Pero los años son gatos ariscos que no vuelven. Y el afuera continúa: el día se oxida y oscurece. Mi cuerpo está compuesto de esos pájaros grises y sin gracia que habitan las ciudades. Saltan sobre el pavimento sin estilo. No saben que vuelan. Pero mi sangre es redonda y envenena. Y el corazón a tientas. Lo que quiero decir es que se acabó la tinta de mi pluma y tú no estabas. Se rompió la ventana y llovió dentro de casa toda la noche. Tú no estabas. Se fueron las luces. No había velas. Quiero decir que cuenta regresiva, que sed y duermevela, que ya me queda poco. La sangre aquietará su duda. Olvidaré el nombre de mis huesos. Quiero decir que esto pasará y tú no estarás ahí.
(Jean sumerge la cabeza en la alberca).