I
Al atardecer la superficie del muro brilla con un resplandor
[dorado
y aun a corta distancia parece una suave
fuerza impenetrable que se hincha al encuentro de la luz
de la mirada del visitante de la ruina maya y los lugareños
ofrecen su servicio como guías o muestran lo que quieren
vender en un lenguaje de números y noche
que dispersa a todos excepto a los insectos que se arrastran
[por las fisuras
del derrumbe, por las piedras del campo y el mortero
[y las piedras
apiladas que dividen lo que es de lo que fue.
***
Entonces vienen las palomas, un pavo moteado, la iguana y
últimamente un par de trogones a sentarse como señores
[en la ruina
donde se desprenden con la lluvia las rocas y la mierda de
[las aves
donde las semillas despojadas de cáscara en los vientres
de los pájaros o sembradas por el aire envían
tallo y cresta hacia la luz cruel y al viento
mientras las finas raíces incoloras
obligan a ceder a las grietas de las piedras, la lluvia y el sol
disuelven los lazos máficos exponiendo
las vesículas del interior
***
Algunos de los sonidos que rebotan en las piedras son
casi los mismos que ellos escucharon —resonantes
voces humanas y el llamado
de un quetzal en vuelo a la distancia—
y casi nos dan acceso a ellos
a través del rechinar de las cigarras y el zumbido
de los muslos dentados de los grillos
a través de su acústica doméstica, el alto
rubato de la risa de los niños y el bajo
continuo de la conmoción de la ciudad
se han precipitado fuera
dejando una gravedad alrededor de la ruina y en ella
los muros se expanden con la oxidación
y los líquenes anaranjados presionan hacia fuera,
la corteza se desprende en lluvia
y el estruendo de las termitas, el chirrido de los guijarros
[que caen,
los matices que transmiten las piedras
a lo largo de los planos escindidos
de modo que al disminuir los decibelios
a medida que se acercan al silencio
nunca se desvanecen del todo,
este fresco golpeteo se agita en un vibrante, inconmensurable
fino dolor de la memoria dentro de las paredes
y como primordial
II
Lo que vino por encima de los muros fue la sequía, los
[206 años
del brillo cíclico del sol, el oscuro polvo de los campos
que sopló entre las piedras, entre las hendiduras de las piedras,
los niños que corren a lo largo del muro con rostro de dios
se limpian los dedos en un altar
recién tallado en una suave traquita
verde ya endurecida, expuesta al aire,
en un gris delicado,
cada vez hay menos marcas de manos,
el número de sombras sobre las piedras disminuye,
el mismo número de muros, resistentes bloques de caliza
[extraídos
con un hacha de basalto, una palanca de madera, unidos
con barro, grava y cemento de cal,
enlucidos sobre las piedras con paletas
y dedos, la crujiente huella de una aguja de abeto
de hace mil años visible
en el mortero desecado
***
Lo que vino por encima de los muros fue el enemigo los
[conquistados
los pobres inmisericordes los infieles que
escalaban piedras con la cuerda anudada de su lengua
[extranjera
con picos de venganza con fuego esta parte de la muralla
tembló entonces y se separó como un labio, paja y dinteles
[de madera
ardieron cuando el enemigo trepó por ellos
el tono y el ritmo de sus gritos rebotaron en las piedras
y los gritos se coagularon en el humo que velaba la ciudad y
lamía esas meticulosas rendijas que representan
el iris del ojo humano en figuras
estucadas en el techo del templo derrumbado
***
Lo que vino por encima de los muros fue la enfermedad una
[plaga
los sacerdotes no pudieron evitar una plaga que hizo que los
[constructores
de piedra desconfiaran unos de otros y se alejaran
de los muros que colocaron en un claro en la
escarpa de una montaña y la plaga los siguió
en el desierto con un aullido
como un platillo de arcilla haciendo círculos en el suelo
y aunque, como siempre, los cumulonimbos
se hincharon sobre las montañas lejanas,
los cuervos se arremolinaron en
la pirámide abandonada y los buitres reales
los ahuyentaron y hasta las aves marinas volaron y
graznaron en hordas desde las paredes
saqueando la carne de los cadáveres y las piedras
eran de cresta blanca y goteaban cal de pájaro de plata
***
Los españoles volaron los muros para ver
detrás de ellos derrumbaron los muros y los aplastaron
para pavimentar caminos para extinguir el rastro el refugio
de los paganos para hacer ruido
mutilaron estelas borraron glifos los códices
de corteza quemados y el friso del templo detrás de las estelas,
y dejaron rastros de sangre y resina en los braseros y en
los altares de piedra derramaron sangre fresca, erosionaron
un relieve tallado en piedra pómez de un antiguo
gobernante sosteniendo un cetro, las piedras
cuadradas, bien alisadas y encajadas
derruidas en una masa monolítica de escombros y
en el mortero no quedó ninguna viga en pie
***
Lo que se eleva sobre el muro son jejenes, mariposas
[iridiscentes,
una neblina de mosquitos, la juerga nocturna
los chasquidos de los wukus o cacomixtles
hurgando entre las vistosas flores
de un árbol capparis cuyo tronco y raíces
sostienen los escombros del muro donde se ha quebrado,
un animal que deja restos de saltamontes en sus heces
se acerca al muro,
y el olor del néctar se acerca al muro,
el aniversario de los ojos.
III
Uno sobre dos, dos sobre uno. Encuentra el lado plano
de una piedra redonda. No pongas la más grande
en la parte inferior, sino ensambla
una comunión. Se levantan en la superficie de los campos
durante la estación lluviosa.
Uno sobre dos, dos sobre uno. Calza la piedra
redonda con la plana. Coloca aquí una piedra en cruz
para unir espesores. Después de recolectar
la piedra arenisca, usa una cuña de cuarzo para biselar una
[fisura
donde quieres que se rompa. Una
sobre dos, escalona las juntas. Una comunión de
dos sobre uno, uno sobre dos. Esta piedra pesa
tres arrobas y ningún hombre podría levantarla. El lugareño
nos da a entender
que por medio de un silbido especial
las piedras, por grandes que sean,
se dispusieron por sí mismas
sin ninguna ayuda para formar estos muros
para la primera comunión de personas íntegras.
Colocar el lado más plano hacia arriba. Mezclar la piedra caliza
triturada y quemada en un recipiente de calcita para hacer
yeso. Comenzar por la parte inferior, trabajar de forma
[transversal
y luego subir una fila. Las piedras de remate más grandes
estabilizan los muros. Uno sobre dos, dos sobre uno.
***
Un dedo índice revistiendo una juntura
dejará en el mortero su marca, una intimidad
que superará cualquier otro gesto que la mano
haya hecho. ¿Qué ocurrió
detrás de estos muros y quién estuvo aquí
y silbó o fue masacrado
para que nuestra imaginación esté saturada
con este encuentro? ¿Y qué es lo que enmarcan
sino la intuición de nuestra relación,
un reconocimiento? Ellos que escucharon también
el eco de los martillos y los perros subiendo
por sus colinas. Y siguieron con los ojos a Venus
en su transversal. Y se pararon cerca de esta misma pared
observando el calibre y el flujo de un chorro de orina.
Dos piedras unidas en un curso y otra
piedra colocada sobre la veta. Quien se empapó de
risa y se enfrentó al dolor con el aliento. Y se hundió bajo
la ola incesante y rompiente del acontecer, se está
conjugando aquí. La fragilidad de la presencia. Un pájaro
posado en la punta de una rama. Cantando, decimos.