Dossier: 11-S / veinte años

Torres en llamas, muro en pie

Forrest Gander

I

Al atardecer la superficie del muro brilla con un resplandor

[dorado

y aun a corta distancia parece una suave

fuerza impenetrable que se hincha al encuentro de la luz

de la mirada del visitante de la ruina maya y los lugareños

ofrecen su servicio como guías o muestran lo que quieren

vender en un lenguaje de números y noche

que dispersa a todos excepto a los insectos que se arrastran

[por las fisuras

del derrumbe, por las piedras del campo y el mortero

[y las piedras

apiladas que dividen lo que es de lo que fue.

***

Entonces vienen las palomas, un pavo moteado, la iguana y

últimamente un par de trogones a sentarse como señores

[en la ruina

donde se desprenden con la lluvia las rocas y la mierda de

[las aves

donde las semillas despojadas de cáscara en los vientres

de los pájaros o sembradas por el aire envían

tallo y cresta hacia la luz cruel y al viento

mientras las finas raíces incoloras

obligan a ceder a las grietas de las piedras, la lluvia y el sol

disuelven los lazos máficos exponiendo

las vesículas del interior

***

Algunos de los sonidos que rebotan en las piedras son

casi los mismos que ellos escucharon —resonantes

voces humanas y el llamado

de un quetzal en vuelo a la distancia—

y casi nos dan acceso a ellos

a través del rechinar de las cigarras y el zumbido

de los muslos dentados de los grillos

a través de su acústica doméstica, el alto

rubato de la risa de los niños y el bajo

continuo de la conmoción de la ciudad

se han precipitado fuera

dejando una gravedad alrededor de la ruina y en ella

los muros se expanden con la oxidación

y los líquenes anaranjados presionan hacia fuera,

la corteza se desprende en lluvia

y el estruendo de las termitas, el chirrido de los guijarros

[que caen,

los matices que transmiten las piedras

a lo largo de los planos escindidos

de modo que al disminuir los decibelios

a medida que se acercan al silencio

nunca se desvanecen del todo,

este fresco golpeteo se agita en un vibrante, inconmensurable

fino dolor de la memoria dentro de las paredes

y como primordial

II

Lo que vino por encima de los muros fue la sequía, los

[206 años

del brillo cíclico del sol, el oscuro polvo de los campos

que sopló entre las piedras, entre las hendiduras de las piedras,

los niños que corren a lo largo del muro con rostro de dios

se limpian los dedos en un altar

recién tallado en una suave traquita

verde ya endurecida, expuesta al aire,

en un gris delicado,

cada vez hay menos marcas de manos,

el número de sombras sobre las piedras disminuye,

el mismo número de muros, resistentes bloques de caliza

[extraídos

con un hacha de basalto, una palanca de madera, unidos

con barro, grava y cemento de cal,

enlucidos sobre las piedras con paletas

y dedos, la crujiente huella de una aguja de abeto

de hace mil años visible

en el mortero desecado

***

Lo que vino por encima de los muros fue el enemigo los

[conquistados

los pobres inmisericordes los infieles que

escalaban piedras con la cuerda anudada de su lengua

[extranjera

con picos de venganza con fuego esta parte de la muralla

tembló entonces y se separó como un labio, paja y dinteles

[de madera

ardieron cuando el enemigo trepó por ellos

el tono y el ritmo de sus gritos rebotaron en las piedras

y los gritos se coagularon en el humo que velaba la ciudad y

lamía esas meticulosas rendijas que representan

el iris del ojo humano en figuras

estucadas en el techo del templo derrumbado

***

Lo que vino por encima de los muros fue la enfermedad una

[plaga

los sacerdotes no pudieron evitar una plaga que hizo que los

[constructores

de piedra desconfiaran unos de otros y se alejaran

de los muros que colocaron en un claro en la

escarpa de una montaña y la plaga los siguió

en el desierto con un aullido

como un platillo de arcilla haciendo círculos en el suelo

y aunque, como siempre, los cumulonimbos

se hincharon sobre las montañas lejanas,

los cuervos se arremolinaron en

la pirámide abandonada y los buitres reales

los ahuyentaron y hasta las aves marinas volaron y

graznaron en hordas desde las paredes

saqueando la carne de los cadáveres y las piedras

eran de cresta blanca y goteaban cal de pájaro de plata

***

Los españoles volaron los muros para ver

detrás de ellos derrumbaron los muros y los aplastaron

para pavimentar caminos para extinguir el rastro el refugio

de los paganos para hacer ruido

mutilaron estelas borraron glifos los códices

de corteza quemados y el friso del templo detrás de las estelas,

y dejaron rastros de sangre y resina en los braseros y en

los altares de piedra derramaron sangre fresca, erosionaron

un relieve tallado en piedra pómez de un antiguo

gobernante sosteniendo un cetro, las piedras

cuadradas, bien alisadas y encajadas

derruidas en una masa monolítica de escombros y

en el mortero no quedó ninguna viga en pie

***

Lo que se eleva sobre el muro son jejenes, mariposas

[iridiscentes,

una neblina de mosquitos, la juerga nocturna

los chasquidos de los wukus o cacomixtles

hurgando entre las vistosas flores

de un árbol capparis cuyo tronco y raíces

sostienen los escombros del muro donde se ha quebrado,

un animal que deja restos de saltamontes en sus heces

se acerca al muro,

y el olor del néctar se acerca al muro,

el aniversario de los ojos.

9 11 Missing 2

III

Uno sobre dos, dos sobre uno. Encuentra el lado plano

de una piedra redonda. No pongas la más grande

en la parte inferior, sino ensambla

una comunión. Se levantan en la superficie de los campos

durante la estación lluviosa.

Uno sobre dos, dos sobre uno. Calza la piedra

redonda con la plana. Coloca aquí una piedra en cruz

para unir espesores. Después de recolectar

la piedra arenisca, usa una cuña de cuarzo para biselar una

[fisura

donde quieres que se rompa. Una

sobre dos, escalona las juntas. Una comunión de

dos sobre uno, uno sobre dos. Esta piedra pesa

tres arrobas y ningún hombre podría levantarla. El lugareño

nos da a entender

que por medio de un silbido especial

las piedras, por grandes que sean,

se dispusieron por sí mismas

sin ninguna ayuda para formar estos muros

para la primera comunión de personas íntegras.

Colocar el lado más plano hacia arriba. Mezclar la piedra caliza

triturada y quemada en un recipiente de calcita para hacer

yeso. Comenzar por la parte inferior, trabajar de forma

[transversal

y luego subir una fila. Las piedras de remate más grandes

estabilizan los muros. Uno sobre dos, dos sobre uno.

***

Un dedo índice revistiendo una juntura

dejará en el mortero su marca, una intimidad

que superará cualquier otro gesto que la mano

haya hecho. ¿Qué ocurrió

detrás de estos muros y quién estuvo aquí

y silbó o fue masacrado

para que nuestra imaginación esté saturada

con este encuentro? ¿Y qué es lo que enmarcan

sino la intuición de nuestra relación,

un reconocimiento? Ellos que escucharon también

el eco de los martillos y los perros subiendo

por sus colinas. Y siguieron con los ojos a Venus

en su transversal. Y se pararon cerca de esta misma pared

observando el calibre y el flujo de un chorro de orina.

Dos piedras unidas en un curso y otra

piedra colocada sobre la veta. Quien se empapó de

risa y se enfrentó al dolor con el aliento. Y se hundió bajo

la ola incesante y rompiente del acontecer, se está

conjugando aquí. La fragilidad de la presencia. Un pájaro

posado en la punta de una rama. Cantando, decimos.

Ilustración de Peter Kuper
Traducción de Ernesto Kavi