Lecturas

Violencia y complejidades en las comunidades menonitas

Miriam Toews en entrevista con Brenda Lozano

Brenda Lozano: Estuviste la semana pasada en el Hay Festival de Querétaro, donde hablabas de la familia como tema en tus libros. Me parece que sería genial que nos contaras sobre los libros y las historias que escribes sobre familias enteras.

Miriam Toews: Así es. En el pasado he hablado de mis libros como si fueran un solo libro. Siento que comencé a escribir hace como cien años, aunque en realidad quizá hace treinta, veinticinco años, y el primer libro condujo al siguiente, y luego al siguiente y así. Y creo que cada uno versa sobre mis propias experiencias, mi propia vida, mis pensamientos, así que creo que son sumamente autobiográficos. Pequeñas desgracias sin importancia (pdsi) en particular trata sobre mi hermana y yo, de los últimos tres años de su vida, cuando luchaba con la enfermedad mental.

BL: ¿Te parece que pdsi y Ellas hablan son novelas sobre hermanas?

MT: Sí, completamente. pdsi trata literalmente sobre dos hermanas, mi hermana mayor y yo. Ellas hablan es también sobre hermanas, pero en otro nivel es sobre sororidad, tú sabes, esa solidaridad que vincula a las mujeres. Que las mujeres hablen es lo más peligroso del mundo para los hombres. Siempre estuve fascinada por mi hermana, y continúo estándolo, incluso después de su muerte.

BL: pdsi trata sobre la relación entre hermanas muy distintas. Elf es una música hermosa y talentosa, exitosa, y está casada. Mientras que Yolandi es casi lo contrario, batalla mucho, es un desastre. ¿Nos podrías decir un poco más sobre las diferencias entre ambas?

MT: La base de la historia es que Elf quiere morir y sufre, batallando con enfermedades mentales y depresión y dolor psicológico profundo durante la mayor parte de su vida, hasta el punto de que quisiera morir. Y ha intentado varias veces suicidarse. Y Yolandi, su hermana menor, quiere verla con vida. Hay una frase del libro que encapsula el punto de vista de Yolandi: «Éramos dos enemigas que se amaban». En algún momento Yolandi se da cuenta de que es inevitable que Elf termine con su vida si es lo que desea, y esta le pide que la lleve a una clínica de muerte asistida en Suiza, a lo que Yolandi se niega. Así que sobre eso trata el libro, sobre las vidas de dos hermanas. Hay mucho diálogo, van y vienen, sobre lo que significan estas decisiones y quién está al mando.

BL: Pensaba que en Ellas hablan se puede palpar que la historia podría haber sucedido en el siglo x, u hoy en día, así que me preguntaba si te parece que tu obra versa tanto sobre historias atemporales, como también sobre el mundo contemporáneo.

MT: Ellas hablan trata sobre sexo en una colonia menonita cerrada y muy conservadora. Existe una colonia menonita aquí en México, pero la del libro se sitúa en Bolivia. Está basado en eventos reales, donde casi cada niña y mujer fue violada, atacada, primero drogadas con anestesia para animales y después violadas. Esto sucedía sistemáticamente. En algún momento se descubrió lo que sucedía y se dieron cuenta de que eran hombres de la colonia quienes las atacaban.

Así que Ellas hablan es la respuesta a dichos ataques. Cuando me enteré, comencé a hacerme preguntas, pues, al igual que todo el mundo estaba mortificada, y quise escribir una respuesta ficticia a estos ataques, sobre qué harían las otras mujeres. Los hombres de la colonia son los responsables. Son la policía autogestionada en una colonia donde las mujeres no tienen voz, así que no tienen a quién recurrir, por lo que quise explorar la pregunta: ¿qué pueden hacer?

Women Talking

Así que en Ellas hablan, ocho mujeres de la colonia deben decidir si se marchan, si se quedan y pelean, o si no hacen nada. Alguna gente ha dicho que tiene un dejo como de parábola, pues estas aldeas parecen situadas fuera del tiempo. Estas comunidades son como aldeas medievales sumamente primitivas, porque no creen en la tecnología moderna o en formas de vida modernas. La historia tiene lugar en 2010, así que es una combinación, como decías, de lo atemporal, con el aquí y el ahora.

BL: En un contexto menonita los hombres interpretan la Biblia a su favor, así que pensaba en que tú escribes libros a favor de las mujeres, pero creciste en una comunidad menonita. ¿Cómo es eso?

MT: Yo crecí en una comunidad muy conservadora, patriarcal, fundamentalista, en Steinbach, Manitoba, en Canadá. Fue el primer asentamiento de menonitas en Canadá, provenientes de Rusia. Hay ahí una gran resistencia a que las mujeres hablen, a que tengan cualquier tipo de voz. En ese sentido, es una comunidad muy similar a cualquiera de fundamentalismo religioso. Así que pues hay reglas mientras una va creciendo, sobre las expectativas para las mujeres, lo que los demás nos dicen o la interpretación de la Biblia. Las mujeres se someten a sus maridos, las niñas a sus padres. Básicamente, en ese sentido éramos seres humanos irreales, en esta comunidad. Se esperaba que sirviéramos, que nos calláramos, y que cuidáramos de nuestro hombre.

Así que la idea de escribir un libro o cualquier otra cosa relacionada con un cuestionamiento de nuestro sistema era algo que me resultaba impensable. Jamás soñé o pensé que lo haría. No lo consideraba una posibilidad. Desde luego hoy en día existen hombres sumamente críticos con lo que digo, con lo que soy, que piensan que las mujeres solo deberían callarse e irse a casa.

No estoy segura de si esto responde tu pregunta particularmente, pero es solo que en estas comunidades, cuando se alza la voz o se cuestiona la autoridad, es un asunto muy grave. En esencia, si se hace, los líderes religiosos te expulsan de la iglesia, y de la comunidad. No de manera literal, te puedes quedar ahí, pero es muy difícil vivir en una comunidad como una especie de miembro radical que se sale de las reglas. En particular siendo mujer.

BL: Me gustaría preguntarte cómo te relacionas hoy con el feminismo.

MT: Es una pregunta complicada, la idea del feminismo hoy en día. He sido feminista toda mi vida, desde que era adolescente. Es mi forma de vida, la idea de pelear, luchar, hablar en favor de la igualdad de la mujer y hacer justicia. Son ideas que conforman mi mundo, mi escritura. Mi madre, quien era una menonita conservadora, se volvió feminista con el paso de los años. Y mi hermana también. Es decir, que es difícil crecer en una comunidad como la nuestra y desempeñar el papel de esposa y madre, seguir las reglas, servir a tu hombre y demás. Así que siempre me enfoqué en ser feminista, y mis hijas y nietas lo son también, y comprenden de qué trata la lucha.

BL: Tus dos libros han sido adaptados al cine, así que sería maravilloso escuchar qué piensas de las adaptaciones. La de Ellas hablan recién apareció, ¿verdad?

MT: Es para mí una experiencia interesante, que ciertamente se sitúa fuera del proceso mismo de realización de la película, que en definitiva ha sido moldeada por las directoras, quienes tenían preguntas sobre las que hablamos, pero yo no quería tener nada que ver con la escritura del guion, pues es una forma distinta de contar historias. Es un medio distinto. Me encantan las películas, así que fue muy emocionante ver que mis libros cobraran vida en ese formato, en la pantalla grande, y creo que ambas películas son hermosas, y emocionalmente honestas, que era lo más importante para mí.

Una de ellas es una producción más independiente que la otra, pero eso da igual, el asunto es el contar historias, y ver que los personajes que he creado cobraran vida. Hablar con las actrices y actores, conocer ese otro mundo. Es algo fascinante y conmovedor.

BL: ¿Nos podrías decir de alguna influencia mexicana o latinoamericana en tu obra?

MT: Alejandro Zambra. Me encanta su escritura. Yuri Herrera es un escritor mexicano que me encanta, así como Fernanda Melchor, quien es muy difícil de leer, pero a causa de que es una escritura perturbadoramente hermosa. Así como muchos otros de los que me acordaré en cuanto llegue a casa.

Traducción de Eduardo Rabasa
Ilustración de Eleni Kalorkoti