Lecturas

Cuatro poemas

Natalia Litvinova

la flor también me nombra y la guerra

madre le temo
al nombre que me has puesto
porque mi nombre es
imposibilidad de ser ángel

débil el nervio

como papá tengo débil el nervio del ojo izquierdo
¿heredaré más gestos,
el corazón lloroso de mi madre?
le pregunto a la abuela si Dios existe.
se ríe y cuenta acerca de la vegetación
y las trampas del bosque,
el color de los hongos venenosos
y cómo tiembla la nariz del búfalo.
yo no conocí a mi madre, dice,
y no sé si Dios existe.
de todo eso me habla,
del sol frío del invierno y de su caída roja,
y de las huellas breves que dejamos
en la nieve.

Flores Chernóbil

Nuestros hombres comienzan a extinguirse,
nadie sabe por qué las mujeres resisten más.
Mi padre llora al sacrificar a un animal
mientras mi madre cambia el empapelado de las paredes.
No nos dejan exponernos al sol, empalidecemos
como flores que crecen bajo la nieve.
Huimos al bosque, lejos de este edificio,
yo con mi blusa infantil y mi hermano con su remera lisa.
Qué ganas de volver al lugar donde nacimos
y correr con los brazos extendidos,
limpiar el aire como uno de esos aviones
que arrojan espuma
sobre el sarcófago humeante.

no hay idioma que contenga

cada palabra
es piel de la nieve
una niña con una rama
escribe sobre ella
la nieve se derrite
la niña también