Un entrañable viaje por la memoria musical de Jarvis Cocker, organizado en torno a los objetos amontonados hace años en un desván londinense que finalmente se da a la tarea de limpiar, y debe ir decidiendo cuáles continúan guardados, o cuáles están listos para ser tirados a la basura.
ternura | y otra cosa | quizá una dureza | difícil de distinguir de la ternura | quizá una voluntad | difícil de distinguir de la obediencia
La historia está hecha de seres ya y todavía no divinos, ya y todavía no humanos: hay una «semihistoria» así como hay semidioses o casi humanos.
El cuerpo es, a sus ojos, un elemento más crucial que el relato de los pacientes: todo comienza por la forma en la que nos tenemos de pie en la vida.
Faulkner, más que la mayoría de los seres humanos, tuvo conciencia de la fortaleza humana, así como de sus debilidades. Sabía que la comprensión y la resolución del miedo son una gran parte de la razón del escritor para sobrevivir.
Yo le dije que no tenía caso, porque por ahí algún conocido mío ya me había sentenciado que él no me veía en el catálogo de Sexto Piso. ¿Para qué moverle a lo inamovible? Luego, ella misma se ofreció a editarme la novela.
Un día, en el 2002, conoces a los entusiastas jóvenes de Sexto Piso en el aeropuerto de la Ciudad de México, para publicar y promocionar el primer libro que has publicado con ellos; después, en un parpadeo, han pasado veinte años.
Se me invita a España para el lanzamiento de la novela. Llego sin mayores expectativas, pero con un mundo interior lleno de pensamientos y recuerdos y sensaciones. Verán, no es mi primera vez en Madrid. Viví ahí por un año en la década de los ochenta, durante la Movida, cuando la ciudad se abría al mundo.
Me quedé en Guadalajara con Ernesto y con el arquitecto de Guadalajara, Juan Palomar, quien me hizo visitar la ciudad, para ahí perderme. ¿Quizá quería abandonarme en la barranca junto con el puma?
Eso es lo que finalmente nos dan los buenos libros: la posibilidad de reencarnar por dos, tres o cinco horas en otra consciencia. La narrativa, escarnecida y glorificada intensamente, nos permite sentir/pensar/imaginar en otra experiencia.
Entendí que Porno for Pyros es el soundtrack de los fetiches que los humanos escondemos según nuestro termómetro de hipocresía. Tabúes que palpitan en nuestras gónadas y que el bajista Martyn LeNoble supo traducir con sus notas que corren como venas en las canciones de los Porno.
En realidad, nunca me preguntó que si quería ser su novia, pero yo me adjudiqué el título después de que una exnovia suya, la Gelis, me dijera, me dijeron que andas con mi ex, es un muy buen muchacho, te cuajaste, al chile yo lo dejé porque a mí me gana el desmadre y él necesita una buena mujer.