Dossier: 20 años desde el Sexto Piso

La barranca del Sexto Piso

Frédéric Boyer

Nunca había estado en Guadalajara.

No había visto nada de Guadalajara.

Y cuando Sexto Piso, el editor, en México, de la traducción de mi poema En mi pradera, me invitó a la fil de 2015, me perdí en Guadalajara y nunca he vuelto ni salido de ahí verdaderamente. Pueden verme quizá hoy en París, pero no soy yo, en realidad.

Me quedé en Guadalajara con Ernesto y con el arquitecto de Guadalajara, Juan Palomar, quien me hizo visitar la ciudad, para ahí perderme. ¿Quizá quería abandonarme en la barranca junto con el puma?

No soy yo quien volvió a París, sino mi alma muerta.

Yo me quedé vivo en la casa soñada por Juan en Guadalajara.

Simplemente encontraron mi poema escrito en una noche de invierno en 2015, en Guadalajara, cuando los otros bebían en la cantina.

Se lo confié a Ernesto, mi editor y amigo, quien volvió sano y salvo de Guadalajara.

Sobre un aire de Octavio Paz

(para Juan Palomar)

Hay una casa en Guadalajara

Me lo dijo Juan

una casa que no cesa
de construirse

una casa que no cesa
de recordarse

lo que ves hoy
es contemporáneo del pasado

lo que desapareció bajo nuestros ojos
lo vuelves a encontrar

incluso más feo más injusto

en la sensibilidad empírica
del paisaje

y a través de muchas
manos cordiales perdidas

tu recuerdo el
de la belleza perdida

no es una cicatriz
es una continuidad

di que no pensamos nunca
en el pasado que regresa
bajo nuestros ojos
en la ciudad

con el miedo de los comienzos

di como decía Octavio Paz

«nacemos en casas
que no hemos construido»

en el camino hacia el lago de Chapala
siempre venden cocos y frutas

Me lo dijo Juan
al volante de su Honda
en la calle Independencia

hay una casa en Guadalajara

Me lo dijo Juan
dividiendo el espacio en tres

un lago
un bosque
una barranca

en el comienzo
para hacer un mundo nuevo
es suficiente

el agua
la selva
y la falla

un lago
un bosque
y una barranca

en el lago
se ahoga tu corazón
en el bosque
se pierden tus pasos

y en la barranca
arrojan tu alma

y a los perros muertos

Me lo dijo Juan
el lago de Chapala es el agua de tus lágrimas

el bosque la Primavera es
tu deseo perdido

y la barranca de Oblatos
es una falla de quinientos metros
el antiguo secreto de la geometría
y de su refutación

en la dulzura del barranco

hay una casa
Me lo dijo Juan

una casa
para las almas muertas
de Guadalajara

quieres hablar
de los cambios vertiginosos
que te han acompañado

tu vida de naturaleza tan cambiante
que no puede abandonar lo peor
ni lo mejor preservar

y todos nosotros nuestra vida
solo busca cambio y novedad

¿qué ocurrió?
el lago no cambia
la luz es la misma
en esta hora tan particular
del día

la ciudad se construye así su propio recuerdo
a través de aberraciones sucesivas

hay una casa en el cielo
de Guadalajara

Me lo dijo Juan

también están las siete casas
de Santa Teresa

en la casa que construyó Luis Barragán
para su amigo Efraín González Luna

siete como innumerable
es el placer de gozar
la casa del alma

como las siete estrellas
del Apocalipsis
y los siete candelabros de oro

que vi
en Guadalajara

en las manos
de las pequeñas mendigas
de la catedral de Santa María

que colgaron en mi corazón
las palabras eres un sueño

hay una casa en Guadalajara

Me lo dijo Juan

una casa de compasión
una casa de silencio

entre cuatro plazas
donde el presente es perpetuo

donde las almas muertas
de Guadalajara
comen el mismo pan ahogado
de la ciudad

desde siempre

tu alma nunca ve el puma
de la barranca

pero el puma existe

yo lo vi sonreír
con su sonrisa de puma

en la habitación del abuelo
el padre de tu padre
que era arquitecto

e iba vestido de bosque

Traducción de Ernesto Kavi
Ilustración de Zsu Szkurka