Piedra en piedra

I

ternura
y otra cosa
quizá una dureza
difícil de distinguir de la ternura
quizá una voluntad
difícil de distinguir de la obediencia

y arena
solo arena
el ojo no ve más que arena
hasta que se ve una piedra
y da al ojo descanso

II

el río es el mismo de siempre
lo he visto así ya tantas veces
respira como siempre
se mueve como siempre
y camino sobre él
de piedra en piedra

se inspiró con fuerza
y ahí estaba la montaña
ahí estaban las montañas
y así es como están las montañas

encorvándose hacia abajo
hacia abajo
en sí mismas
conteniendo la respiración

mientras cielo y mar
baten y arrullan
la montaña contiene la respiración

el viejo
levanta una taza
la mueve un poco
se queda mirándola
y luego vuelve a ponerla
donde estaba primero

y entonces se vuelve
da unos pasos
se para
se vuelve de nuevo
se queda así, parado

el viejo
va y se sienta en una silla
mira al frente
se queda así, sentado

y luego se levanta
el viejo
y se acerca a la mesa de la taza
levanta la taza
vuelve a la silla
se sienta
y se lleva la taza a la boca

una isla sale de la gran niebla
y viene a nuestro encuentro
sobrecogedora en su moverse
pero aun así serena
serena y altiva
como solo una isla
tan vieja como ella
quizá pueda estar
nos mira
piensa
hasta que se para y ahí se queda
muy quieta
tan quieta está
como quizá solo una isla
pueda estar de quieta

eso de sentarme a mirar una montaña
me hace bien
me serena el corazón
y la nieve en una montaña
me levanta la cara hacia un lugar
del interior de la nieve brillante
y la nieve
a la luz
me dice
es de ti de quien se trata
y en ese momento creo
que existe un lugar
que yo también voy a encontrar
en el que el viento habla en voz baja
y en el que el amor respira
en su luminoso silencio
de cielo y de tierra
y es un lugar de descanso
en una nube a la deriva

estoy mirando a los dos ciervos
y los dos ciervos me miran a mí
así nos quedamos un buen rato
yo quieto
los ciervos quietos

no se oye nada
ni un viento en las hojas

oscurece.